Para conseguir una buena pareja primero hay que tener las cualidades que queremos que él o ella tenga, que pueden ser, entre otras: alegría, optimismo, lealtad, sinceridad, capacidad intelectual, salud física y mental –en lo posible-, deportividad, etc. Hay que conocerse a sí mismo y conocer a las personas. Cuanto más vehemente sea la pasión o el deseo, mayor es la incapacidad de pensar objetivamente. Por eso, antes de enamorarse, hay que meditar si es correcta esa elección o no.
El carácter acaba por imponerse. Si él o ella es violento, borracho o drogadicto, debe superar este hábito antes de hacer un compromiso, sino, nunca va a cambiar. Hay detalles del carácter que son Insuperables sin la ayuda de Dios, por eso hay que contar con ella y pedirla.
Si hay una decisión importante en la vida del ser humano es la de casarse. Sin embargo, si hay algo que no se piensa es precisamente esto. Por eso es esencial no tener prisa por encontrar a la persona atinada.
La primera capa de la persona es la externa, su cuerpo, que es lo primero que se ve, y antes de él, la expresión de la persona. La segunda capa está constituida por el carácter ¡Cuánto depende del carácter! Hay quien dice que el carácter es destino. Una persona puede tener un aspecto físico agradable y un carácter insufrible porque no ha trabajado para dominar el temperamento. Es mucho más importante el carácter que los rasgos físicos, aunque éstos no pierden importancia.
Hay novios que son jóvenes y ya tienen un trato íntimo. Su error está en no pensar en las consecuencias de sus relaciones. ¡No piensan! Por ejemplo, no se plantean que pueden llegar a ser padres y no tienen dinero para sufragar los gastos de un hogar, no tienen cierta independencia económica. Entonces sufren y hacen sufrir.
No sólo hay que analizar si me gusta físicamente y me gusta su carácter, sino también en si va a ser buen padre o buena madre de mis hijos. Si es una persona que tiene principios morales. Esto se ve si se observa de cerca a la persona. El amor exige muchas renuncias y sacrificios, y si la persona no es generosa de por sí, por hábitos, a la larga se hace muy difícil el ir contra lo que se es.
Si alguien sólo es respetuoso, considerado y servicial con determinadas personas y con otras no, definitivamente no es respetuoso, considerado y servicial: solamente “está actuando”. Hay que observar cómo se comporta con aquellos de quienes no espera nada, cómo soporta y reacciona ante los roces y tensiones que conlleva toda convivencia. Allí está la clave para conocerlo como es, no como “parece ser”.
Luego hay que considerar el lugar dónde puedo conocer a la persona correcta: la universidad, el trabajo, una fiesta familiar, una reunión de amigos y amigas, unas clases extraescolares, el gimnasio… En antros se ven personas animadas y bailadoras, pero no se les puede conocer bien –por el ruido estridente- porque no se puede oír lo que las personas dicen. Además, muchas personas valiosas no acuden a esos lugares.
Hay quienes reza por su futuro esposo(a) y eso es un buen medio: pedirle a Dios encontrar a la pareja adecuada.
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