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Posts Tagged ‘moda belleza y armonía’

La moda

La belleza significa, en primer lugar, armonía y proporción de las partes dentro del todo, sean las partes del cuerpo, del vestido, del lenguaje o de la propia conducta. Ser elegante hace referencia a un modo de actuar espontáneo y moderado con un gusto y estilo personales, que manifiestan a la propia persona y muestran una armonía poseída desde dentro de ella misma. Por esto mismo, el estilo personal es la expresión exterior de la propia personalidad. Una persona elegante tiene estilo propio y sabe disponer de las cosas con distinción, creando a su alrededor un ámbito cuidadoso y agradable para los demás que, por eso, le reconocen como elegante.

La capacidad humana de adornarse, de cuidarse y de vestirse está al servicio de la representación propia, que hace visible y presente a los sentidos lo que los propios sentidos por sí solos no pueden conocer: el júbilo, la dignidad, la veneración, la gratitud, el recuerdo, la fiesta, el amor, la pena…

El pudor corporal se manifiesta como resistencia a la desnudez, como una invitación a buscar a la persona más allá de su cuerpo. El acto de pudor es una petición de reconocimiento, como si quien fuera así mirado le dijera: «si te fijas sólo en mi cuerpo no podrás ver mi corazón».

Existe un pudor del cuerpo que rechaza los exhibicionismos del cuerpo propios de cierta publicidad y que inspira una manera de vivir que permite resistir a las tendencias de la moda. Porque el cuerpo puede llegar a ser una imagen visible de nuestra persona, un signo de nuestro misterio personal. Pero nuestro cuerpo no manifiesta toda nuestra intimidad. La persona entera, cuerpo y alma, es la que manifiesta toda nuestra intimidad.

Las costumbres

Las formas que reviste el pudor varían de una cultura a otra. Sin embargo, en todas partes constituye la intuición de una dignidad espiritual propia del hombre. Educar en el pudor a los niños y adolescentes es despertar en ellos el respeto de la persona humana.

Forma parte de nuestra intimidad el vestido, las acciones y los gestos, hasta los movimientos corporales. Comer, sentarse, el tono de la conversación, la atención que se presta a los demás. Para convencerse de que resulta ridículo tomar la moda como principio de conducta, basta mirar algunos retratos antiguos.

No es lo mismo desnudarse que no vestirse. El que está desnudo es porque antes se ha despojado del vestido y éste es un acto muy cargado de significación y de expresividad en nuestra sociedad europea

Las leyes del pudor

La regla que enseña a ocultar y a enseñar lo íntimo embellece la persona, porque la hace dueña de sí misma. La muestra a los demás reservada para sí mismo, orientada hacia su intimidad y, por tanto, digna, valiosa. Hay que tomar en cuenta algo esencial: los hombres y las mujeres no tienen la misma sensibilidad.

El buen gusto es una manera de conocer, un cierto sentido de la belleza o de la fealdad de las cosas y de su disposición alrededor de nosotros. Educar la elegancia comienza por enseñar las buenas maneras que en palabras de Kant «son lo que transforma la animalidad en humanidad».

La persona resulta agradable y bella si es elegante y para ser elegante hay que estar arreglada y compuesta. Compuesta no sólo en los vestidos o en lo físico, sino también armoniosa en los gestos y modales: como dice Tomás de Aquino la compostura o el decoro es una virtud que regula los movimientos externos del cuerpo.

La compostura incluye, en primer lugar, la ausencia de lo sucio y manchado que podría afear la persona. En segundo lugar, busca la pulcritud, un aseo cuidadoso, el cuidado de la propia presencia, estar «compuesta» y preparada. Y en tercer lugar, la compostura supone orden, saber estar, armonizar consigo mismo y con lo que le rodea.

La compostura designa ausencia de fealdad en la figura y conducta personales y es considerada como modestia –que es moderación y medida de las cosas– que inspira la elección del vestido, mantiene silencio o reserva donde se adivina el riesgo de una curiosidad malsana, se convierte en discreción ante la curiosidad de extraños.

Algunos consejos

Algunos consejos para mejorar en la virtud del pudor pueden ser los siguientes:

  1. a) Controlar el exceso de curiosidad: la curiosidad que va más allá de la caridad y del interés por los demás no es buena ni a nadie beneficia. Hay que evitar el chismorreo, la maledicencia, el comentar por comentar los sucesos ajenos, el entrometerse en los asuntos ajenos, prestarse a escuchar conversaciones y noticias que no nos interesan, ver fotografías ajenas, etc…
  2. b) Dominar los propios sentimientos: la persona y sus sentimientos no son una fuerza alocada que actúa espontáneamente. El corazón siente, pero la razón decide y se ama con la voluntad que también es humana y natural. Lo antinatural –por inhumano– es actuar sin razonamiento, por impulsos emocionales.
  3. c) Comportarse de manera sosegada: el comportamiento personal debe ser calmado, mesurado, medido, modesto. Tomarse tiempo para decidir y para actuar. Tiempo para uno mismo, para reflexionar.
  4. d) Mantener la dignidad en el vestido: no se debe vestir de cualquier manera, sino de la manera adecuada para cada ocasión. Lo más importante no es ir vestido a la moda, sino ir dignamente vestido y a la moda. Hay que saber compaginar las dos cosas.
  5. e) Respetar la intimidad propia y la ajena, por ejemplo: llamar a la puerta antes de entrar en el cuarto; preguntar cosas delicadas a solas; no andar por la casa a medio vestir; no contar a los extraños sucesos de la vida familiar; seleccionar las diversiones y los espectáculos, el cine, los programas de televisión, las lecturas; adoptar posturas que no incomoden a los demás; ser delicados en el trato social; acomodarse a la sensibilidad y limitaciones de los demás en cualquier ocasión.

Felipe Pou Ampuero

 

 

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